domingo, 13 de julio de 2008

Y hablamos...

Es conocido en toda la Isla la forma particular en que hablamos los trinitarios, muchos dicen que hablamos mal, que omitimos las "r" en palabras como parque, que no pronunciamos la "l" en polvo.
Si bien es cierto, es una de las formas, en que nos diferenciamos del resto de los habitantes del Verde Caimán y evidencia parte de nuestra idiosincrasia.
Mi padre me envió hace algunos días uno de los números de la novel revista "Tornapunta", de la Oficina del Conservador de la Ciudad y encontré en ella un artículo de verás interesante y quiero poner a consideración. Es un extracto...

Trinidad Hablada (o la impronta de una palabra diferente)

Trinidad, por diversas circunstancias, se ha convertido en espacio favorable para el fermento de rasgos particulares de todo tipo. En ello han tenido una incidencia significativa tanto su enclave geográfico como los avatares de su historia regional.
Ha estado siempre -y todavía lo está en cierta medida- apartada del trasiego natural de las personas, medios y productos en una isla de conformación alargada en la que se estableció, desde siglos anteriores, un tráfico por vías terrestres que, desde dos extremos, establece un surco comunicativo por el medio del país: Trinidad, ciudad costera y situada al centro, no ha estado en el camino de tal vía de comunicación.
[…]
Por las causas mencionadas, y otras posibles, Trinidad ha sido un lugar de Cuba en que se han reunido circunstancias propiciadoras de evoluciones muy propias, relativamente independientes de las del resto de la isla […] La más visible de todas esas expresiones es la de la fisonomía arquitectónica de sus edificaciones, verdaderos testimonios del arte de construir […] A pesar de ser ese el más relevante rasgo de la trinitariedad, no es el único: ellos van desde una geografía multiforme […] hasta la forma de ser de sus pobladores siempre abiertos al visitante, dispuestos a compartir su mesa, su fiesta y su conversación. Ahí están también los valores de su cultura musical y danzaria, así como las profundidades de sus experiencias religiosas, lo mismo cristianas que paganas; […]
A todo ese espectáculo de originalidad y gracia no podría faltarle -y no le falta- la compañía de una palabra con destellos que provoca la curiosidad del forastero que, a su paso, tiene la ocasión de compartir el discurso vivaz del trinitario. Se trata de un aspecto que por su propio peso, es un componente inexcusable y distintivo de la trinitariedad: su expresión lingüística.
Los hechos de habla que se glosan aquí pueden considerarse exclusivos de Trinidad pues no aparecen en una serie de obras lexicográficas que recogen usos generales y regionales de la lengua española.
Siendo una ciudad con tradición y configuración de tal, la realidad campesina es también muy viva en Trinidad, de ahí que numerosos giros tienen origen en usanzas rurales; demuestra:
Atorsonarse y manguera. Para varios diccionarios atorozonarse es ´padecer torozón las caballerías y torozón es ´enteritis de las caballerías, acompañada de dolores, cólicos y movimientos violentos de los miembros´, pero para un trinitario atorsonarse o atosonarse es ´atorarse, atragantarse´ […] Manguera posiblemente sea para todos los hispanohablantes aquel tubo, hecho de diferentes materiales, que se usa para conducir y dirigir líquidos, pero aquí se trata de una ´plantación de árboles de mango´ […]
Una usanza profundamente arraigada entre trinitarios es la interjección ¡va!, usada para expresar acuerdo o conformidad por lo dicho por otra persona […]
Entre otras interjecciones están ¡ey!, ¡valor! y ¡ey, sí! Es común que ¡ey!, cumpla el propósito de llamar la atención; aunque tal uso también se produce en esta región, aquí es además marca introductoria o de apoyo para iniciar cualquier enunciado: -¿Cuándo regresas? -¡Ey!, mañana. También está ¡valor!, empleada para negar enfáticamente: -¿Te vas a levantar temprano el domingo? -¡Valor!; adquiere las variantes de ¡valor tuyo!, ¡valor el tuyo!, ¡el valor! y ¡el valor tuyo! Y las más universal, auténtica y raigal de la localidad: ¡ey, sí!, destinada a expresar confirmación o coincidencia con lo dicho por otra persona; tan tenaz y extendido es su empleo que muchos lo tienen como sello de la identidad lingüística del trinitario. Ejemplo: -Vi a Mariana salir temprano. -¡Ey, sí!
Otros casos son los relacionados con leves variaciones fonéticas de palabras comunes. Así, eja por ceja, estijera por tijera, ñasco por peñasco, sollejo por hollejo.
La voz del trinitario, como la de todo pueblo brioso, esta llena de palabras insultantes; una ofensa de lesa camaradería es perturbo, ´individuo molesto, inoportuno´, de perieco, se trata al estudiante extremadamente aplicado y correcto. El extremo trinitario de todo escarnio verbal lo constituye sencillo, pues se llama así al individuo vanidoso, creído y ostentoso, defectos imperdonables en una comunidad humilde y…sencilla. Por el contrario el requiebro más auténticamente trinitario es mamía, apelativo dirigido a personas estimadas; de modo que si usted llega por aquí y le dicen: ¿Cómo te sientes, mamía?, siéntase halagado pues lo están tratando de ´alma mía´.
Amparar, no es proteger, favorecer, sino ´agarrar en el aire algo que se lanza a alguien´.
Un cantor no es sinónimo de cantante, sino de ´cometa de papel o papalote´.
Si tus dientes están cocosos, nada tienen de semejantes con el ´color blanco de la fruta´, sino con la ´larva de ciertos insectos´, y es tiempo entonces de que los vayas a limpiar o, mejor, a cambiar por una dentadura postiza, porque se encuentran en el más lamentable de los estados.
Un ñongo dejó de ser una ´persona indiscreta´ (así lo refiere como cubanismo, el diccionario de la RAE), sino ´extremo restante, pedazo pequeño de algo´; se usa también el diminutivo de ñonguito.
El trinitario va cada fin de semana al karaoke, pero no es para divertirse cantando, sino para abastecerse de productos agropecuarios; pues así se conoce, bajo denominación tan incongruente, el Mercado Agropecuario.
Cuando algo ¡está choteao!, es del más absoluto rechazo y desprecio.
[…]



Tomado de la Revista Tornapunta, Año I. No. 2. Diciembre 2007.
Artículo: Trinidad Hablada (o la impronta de una palabra diferente).
Autor: Msc. Ricardo H. Reyes Perera.
Foto tomada de: http://www.soypoeta.com/

jueves, 10 de julio de 2008

La dicha de ser Padres











Por las mañanas
Mi pequeñuelo
Me despertaba

Con un gran beso.

José Martí.

Miguel Eduardo, así se llama el hijo de mi amigo Rolandito, de mi hermano Rolando Miguel Rodríguez, "el billy", como cariñosamente le llamamos, aún cuando él no simpatiza del todo con la idea.

El billy y yo nos conocimos desde muy niños, por lazos familiares lejanos, pero lo que en un inicio fue parentesco, se convirtió luego en VERDADERA AMISTAD. Compartimos la Secundaria Básica, el Preuniversitario, la Universidad (estudiamos carreras diferentes), y la vida nocturna de Nuestra Trinidad con sus riesgos y desafíos...

El tiempo pasa, la vida continúa, los cambios suceden y a pesar de estar lejos, él me hace participe del bautizo de su hijo, mi sobrino, Miguelito Eduardo y con gran alegría quiero darle la ¡¡¡BIENVENIDA!!! al club más importante del mundo, EL CLUB DE LOS PADRES.

Este Club tiene una norma fundamental: luego de hacer nuestro debut, no existe marcha atrás ni dimisión posible. El camino a veces se hace cuesta arriba, difícil de vencer, las noches interminables se suceden, la enfermedad nos visita y nos preguntamos: ¿cuándo tendré un ápice de descanso? Pero todo agotamiento se mitiga cuando escuchamos que una delicada voz nos dice: - ¡Papá! Cuando una mano suave e inocente nos acaricia, cuando le vemos llegar a casa y correr para colgarse de nuestro cuello.

Entonces comprendemos que no existe amor mayor, entrega más grande que la de ser padre, es entonces cuando nos sentimos orgullosos de estar en el club más importante de la vida.






¡Cómo reía
Mi jinetuelo!
Y yo besaba
Sus pies pequeños,
¡Dos pies que caben
En solo un beso!

José Martí.

miércoles, 2 de julio de 2008

Retomar caminos



En un tiempo pasado de mi vida, me dediqué con pasión al diseño Web. Después de graduarme eso quedó un poco olvidado no por voluntad propia, sino más que todo por las limitaciones materiales, ausencia de computadora, no tenía Internet, facilidades que estaban la alcance de mi mano en la Universidad. Comencé la especialidad en La Habana y fue como un renacer en la red, nuevamente me enfrasqué en tan gustosa tarea.
Ahora después de encontrar el blog de Tadeo, un viejo amigo, ¿por azar?, y de morderme el bichito de la nostalgia, me decidí a llevar a cabo algo que estaba postergando desde hace ya algún tiempo: regresar a el ciberespacio. Creo que la vida tiene un poco de eso, RETOMAR CAMINOS, que a veces abandonamos por tantos motivos, caminos que de alguna manera nos ayudan a sentirnos mejor con nosotros mismos, caminos que alimentan el alma, caminos que nos conducen a reencontrarnos con personas queridas. Si soy sincero tendría que decir, personas que a veces están un poco olvidadas, por las picardías de nuestra memoria, pero que sin lugar a dudas, el encontrarlas nos produce un destello fuerte de alegría y se viene una avalancha de recuerdos y experimentamos una FELICIDAD grande, así con mayúsculas.
Gracias Tadeo por estar en la red, gracias por ser un puente en mi reencuentro con Arianis, y gracias hermano por esa nota sincera y sencilla de tu blog sobre el tiempo que pasó.
Ojalá la tecnología siga contribuyendo a que podamos retomar caminos acompañados de los viejos amigos.
Foto tomada de: www.soypoeta.com